Supongo que por este motivo, la mayoría de las chicas no se sienten seguras cuando entran en una tienda de comics o en una librería especializada en este género.
Pero yo soy uno de esos autores que apuestan por esa tendencia de que la protagonista sea mujer. Es cierto que suelo usar este recurso como gancho sexual para atraer al lector masculino, como es el caso de "La Asesina Escarlata", donde la protagonista luce palmito en la portada. Sin embargo, lo cierto es que fui criado entre hermanas, que hoy en día son mujeres fuertes e independientes. Por esta razón sé que si una mujer quiere prosperar en un mundo de hombres, tendrá que esforzarse por ser mejor que ellos.
Los precedentes que argumentan esta decisión son muchas. Tenemos a la teniente Ripley de la saga de los Aliens, a Trinity, de Matrix, a Padme Amidala y Leia Organa de Starwars, a Laureline, la eficiente compañera de Valerian, a la mayor Kusanagi, de Ghost in the Shell, a Lara Croft de Tomb Raider...
Esta lista es aún más larga, pero el logro de estas mujeres no es que atraigan al público masculino. La verdadera hazaña de estas heroínas, es que consiguieron que el público femenino se interese por este género, ya sea porque se veían identificadas con ellas, o porque demuestran que una mujer puede enfrentarse a los mismos peligros que un hombre, tan bien o mejor que ellos.
De ahí, los gustos de Winoma Rider, Zoe Saldana o Moon Bloodgood, que son seguidoras confesas del género de ciencia ficción, y siempre que pueden, aceptan trabajar en este género.
Por esta razón, el protagonista de "El planeta de la noche eterna" es de género femenino, para atraer a las lectoras. Es una oficial de seguridad que tiene que enfrentarse al sabotaje de su nave espacial, y lo hace tan bien como un hombre (bueno, un hombre se hubiera desmayado después de haberse quitado la bala de la pierna).
Y lo mismo sucede con "La Asesina Escarlata", que el protagonista, al tener amnesia, una de las primeras cosas que descubre es que es una mujer, que no deja de ser una metáfora del hecho de que uno no decide nacer siendo de un sexo o del otro.
Y también está el caso de la "Ninfas del Infierno", pero al ser un relato tan erótico y festivo, está claro que mi intención es más bien, atraer a los hombres al género de ciencia ficción.