domingo, 30 de junio de 2013

Sobre literatura y videojuegos.

En esta época tan rara que nos ha tocado vivir, los frikis nos vemos obligados a ser muy selectivos con nuestros pasatiempos. De ahí la urgencia que se nos pide a los creadores para que nuestras obras sean de rápido consumo; significa que hay que dedicar más espacio a la acción, y menos a las descripciones superfluas.
Sin embargo, este último aspecto es algo que no me afectó a la hora de escribir mi novela. A pesar de no ser un gran coleccionista de videojuegos, últimamente, he tenido la oportunidad de jugar más que nunca, gracias a la intervención de mis sobrinos. Asimismo, las tramas de estos pasatiempos virtuales han influido en mí a la hora de construir mis relatos.
Y además, está el acceso a youtube, que me permitió comprobar la estética de cine que poseen muhos videojuegos actuales, contando una historia compleja a medida que el jugador va superando retos... Y francamente, lo cinematográficos que resultan muchos videojuegos, son síntoma de una gran verdad; los desarrolladores de videojuegos sí ven cine, pero los cineastas, no suelen ser videojugadores.
Así pues, en un momento inicial, a los protagonistas de "El Polizonte del Philadelphia" se les encomienda una misión más típica de un videojuego; ir a un planeta dominado por dinosaurios para reclamar los restos de una nave antigua, y hacerlo antes que sus antagonistas...
Y prueba de ello es que cuando resumí este relato a uno de mis parientes, uno de mis sobrinos, que nos estaban escuchando, nos preguntó; ¿De qué videojuego estáis hablando?
Lo cierto es que mis protagonistas tienen que recorrer ese planeta, superar dificultades, como si estuvieran subiendo de nivel. Y así, el lector también aprende las normas básicas para poder subsistir en Saurius VI, a la vez que acompaña a los protagonistas en sus derrotas y victorias.
Y así, cuando se llega a la línea de meta, y tanto los protagonistas como el lector se enfrentan al terrible secreto que encierran los restos del Philadephia, Este4 secreto se manifiesta en forma de "monstruo de la última pantalla". Es un encuentro tan violento, y de consecuencias tan funestas, que tanto el lector como los protagonistas, se ven en la tesitura de si es conveniente o no, embarcarse en una nueva misión, para poder detener a este monstruo de la última pantalla...

viernes, 28 de junio de 2013

Sobre el proceso creativo y las malditas erratas.

Cuando empiezo a trabajar con mis historias, siempre empiezo de la manera más tradicional; con lápiz y papel, o mejor dicho, con bolígrafo y libreta.
Esta primera parte es quizás la más creativa de todo el proceso. Me encargo de difinir a los personajes, describir los ambientes, y sobre todo, hago que vivan aventuras en las que se enfrentan a grandes peligros, de donde suelen salir victoriosos. Sien embargo, también es la parte en que más se emborrona, y donde se retrocede varias páginas para añadir anotaciones en los márgenas, que suelen ser detalles para preparar al lector para futuror giros en la lectura...
Luego llega la segunda parte del proceso; pasar la historia del ordenador, que es una tarea sencilla cuando ya has pillado práctica con el teclado. Con este trabajo, se consigue que el relato parezca más presentable, y   también se puede añadir ideas, conceptos y actos, detalles que enriquezcan la historia.
Sien embargo, ese en esta parte donde empiezan los mayores obstáculos para mí; las dichosas faltas de ortografía y gramaticales.
Es cierto que el corrector ortográfico me ayuda con este tema, pero también pasa por alto faltas de ortografía que identificas como correctas, cambia del español al ingles en frase del estilo de "Me has oído", o deja pasar palabras equivocadas (como confundir atardecer con amanecer... ), o no me detecta las repeticiones de una misma palabra a lo largo de un párrafo...
También está la parte de la gramática, pero es una función del corrector informático que tengo desactivada, pues una vez, en vez de indicarme las frases que tenía mal construidas, me las reescribió, alterando por completo lo que intentaba expresar...
Y para colmo, la mayoría de estos errores que el corrector informático pasa por alto, solamente los detecto cuando releo mi relato cuando lo veo en formato de papel, tras salir de la impresora.
Y así empieza la parte más tediosa del proceso creativo; releer mi relato y corregir las faltas de ortografía y de gramática. Y para mi angustia, los impolutos folios blancos impresos con párrafos negros, terminan salpicados de marcas azules de bolígrafo, para posteriormente corregir esas erratas en la copia guardada en el ordenador, lo que no sería un problema, si no fuera porque, para conseguir detectar todas esas erratas, tengo que releer una segunda, tercera, cuarta vez...
Y por fin llega el momento en el que ya considero que mi escrito está perfecto, libre de mancha. Y cuando ya he encontrado una editorial que confía en tu criatura, que la encuentra rentable, embriagado por el gozo del éxito, del trabajo conseguido, envío esa copia que daba por correcta, convencido de que mucha gente va a disfrutar de las aventuras de mis personajes, sin encontrarse con los escollos de las erratas que tanto me costó detectar...
Lo que estaría bien, si no fuera porque un buen día, un conocido que leyó mi historia termina por llamarme la atención por que encontró erratas... Y entonces, releo mi relato (¡OTRA VEZ!), el que ya estaba publicado, y encuentro errores garrafales que mi cerebro de ciencias no consiguió ver en su momento (como confundir atardecer con amanecer).
Pero la novela ya está en el mercado, y por lo tanto, tengo que tragarme mi orgullo, y consolarme con la idea de que al menos, el lector se lo pasará bien leyéndolo, que vivirá aventuras, que afrontará terribles peligros, y que sin darse cuenta, aprenderá un par de cosas que probablemente desconocía...
Y además, en el mercado de los e-books, enelquetodoseescribetanrápido, seguro que hay novelas con más erratas que en "El Polizonte del Philadelphia"...

domingo, 23 de junio de 2013

Sobre la importancia de los personajes femeninos.

Una constante en mi obra es la presencia de personajes femeninos fuertes.
En un principio, se podría pensar que los motivos de esta fijación por este tipo de mujeres son más que evidentes:


Y sí, es cierto que me gustan las mujeres fuertes, aventureras independientes, que no necesitan que nadie cuide de ellas. Y sí, este tipo de personajes es lo me convierte en un fiel seguidor del género de ciencia ficción, porque, admitámoslo, es muy difícil encontrar a estas mujeres prodigiosas en otros géneros.
Sin embargo, no hago más que seguir una estela que probablemente comenzó con "Alien, el octavo pasajero", que empezó de una manera más bien accidental. Porque, ¿quién iba a pensar que Helen Ripley iba a ser la única sobreviviente de la Nostromo? Sin embargo, este concepto se llevó aún más lejos con "Aliens, el retorno", una cinta tan llena de testosterona, de tiroteos, masacres de bichos y humanos... que al final, resulta sorprendente que el clímax de esta historia culmina en un brutal enfrentamiento entre dos madres cabreadas.
Creo que fue un cineasta francés, de cuyo nombre no puedo acordarme, quien dijo que una historia ya es interesante si está protagonizada por una mujer. Creo que esta afirmación es una de los motivos por el que proliferan estas personajes en el género de ciencia ficción; personajes interesantes, viviendo historias interesantes.
Mención aparte merecen las protagonistas femeninas del mundo del cómic, las cuales se eligen, además del motivo mencionado en el anterior párrafo, simplemente para que el cómic quede estético. Aquí tendría que referirme a Luis Royo y Masamune Shirow, dos artistas que influyeron mucho en mi obra de dibujante de cómic frustrado, ya que a los tres nos gustan mucho las mujeres.
Así pues, una protagonista femenina fuerte se convirtió en una constante en mi obra (así lo atestigua la viñeta que ilustra esta entrada). Y el caso de "El Polizonte del Philadelphia" no iba a ser una excepción, aunque en esta ocasión, desplacé la mayor parte del protagonismo a personajes masculinos.
Así, pues, en esta novela hay tres personajes femeninos fuertes. Hay una piloto de combate muy hábil, que piensa y reacciona rápido ante los peligros que se le presentan, una experta en la flora y fauna de Saurius VI, que no le queda otro remedio que en convertirse en la guía del grupo protagonista, y una tercera mujer, la más misteriosa, que guarda el secreto que encierran los restos del Philadelphia.
Y que por cierto, al final, son estas tres mujeres las que derrotan al monstruo...
Pero creo que ya estoy escribiendo más de la cuenta.

viernes, 21 de junio de 2013

Sobre dinosaurios y cómo diseñar criaturas extraterrestres.

Normalmente, cuando se diseña un ser extraterrestre para un relato de ciencia ficción, se suele recurrir al típico ser humanoide. Esta opción está muy manida, precisamente gracias a las producciones audiovisuales de ciencia ficción, donde es más rentable maquillar a un actor que generar a toda una criatura por ordenador u otros métodos artesanales...
En el campo de la literatura, se recurre a los extraterrestres humanoides por una cuestión de cercanía, es decir, que el personaje resultase familiar para el lector.
Pero también en el campo de la literatura, resulta igual de barato describir a criaturas humanoides que a otro tipo de seres. Es más, la imaginación del escritor se puede convertir en el único límite a la hora de crear seres fabulosos.
En esta novela que estoy promocionando, "El Polizonte del Philadelphia", me enfrente al estimulante reto de llenar un planeta alienígena de dinosaurios. Y la tarea fue más sencilla de lo que puede parecer a simple vista.
En un primer momento, se me ocurrió desarrollar la acción en un planeta dominado por dinosaurios, por culpa de un dato que leí hace tiempo. "Solamente en nuestra galaxia, se estima la existencia de un millón de civilizaciones similares a la nuestra".
Pero la Tierra es un planeta que ha sufrido varios cambios y extinciones a lo largo de su historia natural, dando lugar a una cantidad abrumadora de especies, que añaden mucha más variabilidad a las especies existentes hoy en día. Así pues, si en nuestra galaxia existe un millón de civilizaciones semejantes a la nuestra, no es descabellado pensar que existen un millón de mundos dominados por dinosaurios.
Cuando proseguí con el relato, y nuestros héroes llegan a Saurius VI, los primeros peligros a los que se enfrentan vienen dados por los propia fauna del planeta. Así pues, nuestros protagonistas tienen que vérselas con grandes herbívoros que poseen un fuerte carácter territorial, estampidas causadas por grandes carnívoros, y temibles depredadores que solamente salen a cazar por la noche...
Idear estos seres y sus respectivas situaciones no fue muy difícil. Al fin y al cabo, hice lo que hacen los paleontólogos de hoy en día, a la hora de reconstruir la historia; observar los escenarios del presente y cambiar los actuales actores por los de antaño.
Además, poner a dinosaurios en esta novela me ayudó a simplificar sus descripciones. La mayoría de las veces, al oír sus nombres, el lector ya se hace una idea muy aproximada de su aspecto.
Aún así, al final volví a caer en el tópico del extraterrestre antropomorfo,  con esos nativos que parecen pigmeos escamosos. Pero lo hice con la intención de que el lector se identificara con ellos, pues estos seres son los que más sufren en toda la novela...

sábado, 15 de junio de 2013

Sobre las dichosas crisis económicas y los sistemas sociales.

Siguiendo con el proceso creativo de mi novela, tenía que definir a los protagonistas y a sus antagonistas.
Fue más sencillo describir a los antagonistas, los mercenarios de la Unión Solar. Y si resultó sencillo, fue porque no tuve que hacer un gran esfuerzo para imaginármelo. Lo único que tenía que hacer, era fijarme en la actual crisis económica.
Y es que los mercenarios de la Unión, al igual que sus conciudadanos, viven bajo una permanente crisis económica, o si se prefiere, largos periodos de empobrecimiento intercalados con ciclos cortos de bonanza. Y es que sus sistema económico es muy similar al actual, donde hay una minoría social que controla la mayor parte de los recursos naturales posibles. Esta minoría es, claro está, la clase rica, que no les importa lo que les pase a sus subordinados con tal de seguir luciendo sus símbolos de altos estatus.
Así pues, habría una clase baja, de donde proceden los mercenarios de mi historia, que lo único que hacen es exprimir al máximo los pocos recursos que les son concedidos porque no les queda otro remedio. De aquí, que estos mercenarios, cuando aterrizan en un planeta que no ha sido colonizado, se comportan como si todo lo que vieran fuera suyo, esquilmando y explotando hasta el agotamiento todos los recursos naturales, con la esperanza de poder ascender y formar parte de la clase alta, aunque sea a costa del exterminio de las formas de vida nativas.
Y al definir a los protagonistas, a los mercenarios de la Confederación, tuve que esforzarme un poco más. Y si tuve que esforzarme es porque estoy cansado de oír noticias negativas sobre la crisis.
Que si la cosa va muy mal, que si no hay trabajo, que si nos quitan los derechos sociales, que si esto, que si lo otro... ¡Crisis! ¡Crisis! ¡Crisis!
Así que cuando escribí esta novela, hice lo que nadie hace cuando habla de la crisis; hablar de un sistema económico alternativo.
Y así ideé la sociedad de la Confederación, que aprendieron de los errores de sus antepasados y cuando fundaron sus colonias, construyeron sus civilizaciones a partir del desarrollo sostenible, se coge de lo naturaleza lo que necesitas, no lo que puedes acumular, acumular y acumular. Así pues, el sistema de gobierno está dirigido por una gran corporación, tan grande, que se denomina, simplemente, La Empresa. Y sus dirigentes (análogos a la clase alta de la Unión), no ganan más dinero que sus subordinados o sus trabajadores. ¡Todo el mundo gana lo justo para tener una vida digna! Es un sistema que tiene el inconveniente de que no se puede acumular riquezas en poco tiempo (si no es haciendo algún chanchullo, la Confederación no es perfecta), pero sin embargo, garantiza el crecimiento económico de la sociedad a largo plazo. Y la expansión a nuevos mundos para colonizar evita que existan los actuales ciclos de ganancias y crisis.
Así pues, los mercenarios de la Confederación, cuando llegan a un mundo sin colonizar, son muy respetuosos con la naturaleza y no se dedican al robo, al pillaje o al exterminio. Se limitan a cumplir su misión, y ya está.

viernes, 14 de junio de 2013

Sobre cómo me surgen las ideas y de títulos fallidos.

Es curioso cómo trabaja la mente de un escritor después de varios años de entrenamiento mental.
La historia de "El polizonte del Philadelphia" surgió después de un verano de descanso. Harto de trabajar gratis en mi piso, presentando mis comics a concursos con resultados infructuosos, un buen verano, un pariente mío me regaló unas cuantas novelillas de Ediciones B, esas típicas publicaciones de violencia, acción y ciencia ficción, en donde el protagonista masculino siempre termina emparejado.
Fue una experiencia catártica. Me quité de encima toda mi tensión de dibujante de comic frustrado. No obstante, mi mente fabuladora seguía trabajando. Empecé a tomar elementos de tal novela, o de otra, formándose un relato totalmente original. Y cuando comencé a escribirlo, se me vino una imagen a la cabeza,  de donde saldría el resto de la historia de una manera completamente orgánica.
Esta imagen, la de los dedos de un ser oscuro y amenazador asomándose entre las rendijas de un fuselaje dañado, cubierto de una exótica vegetación alienígena, fue el germen de todo. Cuando comencé a escribir, ya sabía cómo empezar, incluso tenía alguna de idea de cómo iba a terminar. Desconocía lo fascinante que iba a ser realizar este viaje que quiero compartir con todos vosotros.
Pues cuando empecé a escribir, no sabía que iba a hablar de una IA con un extraño interfaz orgánico, ni de terminaría por hablar de arqueología extraterrestre. Es más, ignoraba la verdadera naturaleza de este ser enigmático.
Y de esta imagen, también salió el título de "El polizonte del Philadelphia", mi primera opción, que bien pensado, tenía que haber desechado antes de formalizar la publicación.
Lo de bautizar a mi nave antigua con el nombre de Philadelphia fue un acierto. Es una referencia a cierto experimento que se hizo en la ciudad homónina durante la segunda guerra mundial. En un intento por idear un método para ocultar los barcos de guerra de los radares enemigos, se creó un campo electromagnético en torno de una embarcación. El resultado fue impredecible. El barco desapareció físicamente del puerto, ante la vista de cientos de testigos. Minutos después, la mencionada embarcación volvió a aparecer, con la mayor parte de su tripulación gravemente herida, llegando a aparecer cuerpos moribundos literalmente fundidos a la cubierta... Se dice que este incidente fue un intento de abrir un agujero de gusano, una especie de pasadizo interdimensional que comunica dos puntos separados del universo. Y el Philadelphia, el gran navío de mi novela, viaja precisamente con este método. Así pude escribir un relato donde una humanidad avanzada tecnológicamente tiene que encontrar esta nave primitiva que ha estado en un lugar muy lejano en el universo...
Sin embargo, lo del polizonte, fue un batacazo. Cuando se publicó mi novela, se me ocurrió consultar en un simple diccionario, nada más que para pasar el tiempo. Mi novela tenía que haberse titulado "El polizón del Philadelphia". Sin embargo, como ya estaba registrado, no se puede cambiar el título, para mayor vergüenza mía.
No obstante, lo del polizonte no va muy descaminado para definir al monstruo de la imagen de arriba. "Polizonte" es un termino despectivo para denominar a un agente de policía., y suele utilizarse para definir a policías que muestran un comportamiento violento y corrupto, que se toman la justicia por su mano.
Y francamente, mi criatura es así, un ser que está tan convencido de su superioridad, que se cree que es una especie de divinidad, un guardián del orden y de la paz (de SU orden y SU paz).
Así que desde este punto de vista, la novela no está tan mal titulada...

domingo, 9 de junio de 2013

Lo que aprendí en el curso de guión.

El año pasado, antes de recibir el tan esperado contrato para publicar, me apunté a un curso de guión, pensando, pobre de mí, que podría ganarme la vida escribiendo guiones para televisión.
En un principio, parecía una idea razonablemente acptable. Soy muy bueno inventando historias, y son relatos mucho más originales de lo que se ve hoy en día en televisión. Ingenuamente, estaba convencido de que podría crear alguna serie o telefilm de género...
En un primer momento, me recordaron lo más fundamental en cualquier relato, que tienen tres partes; el principio, el desarrollo, y el final. Cuando profundizaron en este aspecto, me di cuenta de que mi novela tenía  esta estructura, y que estaba mucho mejor escrita de lo que suponía. Incluso tenía sus cambios de giros. Encontré lógico que la eligieran para publicarla. Es más, me despreocupé de promocionarla, ignorando que hoy en día, los escritores estamos obligados a abrir blogs como éste para que nos demos a conocer.
No obstante, aprendí otra cosa más dolorosa, el motivo por el que cada vez se emita menos ciencia ficción por televisión, al menos, aquí en España. Los productores están convencidos de que no se ve esta programación.
Me parecía incomprensible, hasta que entendí cómo se miden las audiencias. Resulta ser que hay cierta empresa que se dedica a colocar audímetros, unos aparatitos muy parecidos a los recientes adaptadores a la TDT, que vienen con un mando a distancia muy especial. Con estos dos aparatos, la empresa que suministra el audímetro, puede saber qué canales se ven más, a qué horas, y cuáles son los miembros de la familia que están viendo la televisión.
Ahora bien, hay demasiados televisores en este país, no hay audímetros para todos. Entonces, la propia empresa se dedica a hacer un muestreo, y suelen elegir hogares habitados por familias de tipo medio (hijos, padres, abuelos... ). Y con esta muestra, se hace luego un sesgo, una estimación de la población.
Es decir, que cuando por los viernes por la noche, yo estaba viendo Stargate Universe, según la empresa de los audímetros, yo estaba viendo el programa musical de la cadena autonómica...
Claro está que resultaría prohibitivo poner audímetros en todas las casas. Además de que la empresa gastaría un dineral, se podría tomar como un atentando contra la intimidad de nuestros hogares. Sin embargo, esta selección de muestras nos hace llegar a una amarga conclusión.
Según las empresas que miden la audiencia, nosotros, los frikis, ¡no existimos!
Ya veía imposible que se emitiera la nueva serie de Battlestar Galactica por televisión.
Comprendí entonces porque no se hace ciencia ficción en España. Ninguna productora quiere correr el riesgo de invertir en productos de género. Y como consecuencia, se termina por hacer series clónicas, siempre lo mismo, siempre lo mismo, siempre lo mismo...
Y la dichosa crisis económica, agrava el problema, por lo que las cadenas invierten en programas de tertulias con más de cuatro horas de duración.
Y de ahí, la disparidad existente entre los datos de las audiencias y los datos de taquilla. Porque yo, cuando voy al cine, la mayoría de las veces termino en la sala más grande, viendo una película que termina siendo la más taquillera de la semana. Eso significa que mis gustos son del montón, que mis relatos conectan con el gran público, diga lo que diga un experto en audiencias.
Así que como tenía claro que no me iban a valorar mis ideas en el mundo de la televisión, decidí limitarme a terminar el curso, y en escribir novelas para mi gente, los frikis, que estamos hartos de ver siempre lo mismo, que tenemos curiosidad por ver cosas nuevas, aprender, vivir grandes aventuras a través de nuestra imaginación.
Sin embargo, no caí en la cuenta que mi nombre no vendía. Los frikis a los que escribo, no me conocen. Y sí, tengo que ser pesado, y por eso digo; ¡Frikis del mundo! ¡Uníos! ¡Demostrad que somos más de lo que la gente "normal" cree! Comprad mi novela chula; no os arrepentiréis.

La agonía de ser escritor novato hoy en día.

Si ésta es mi primera entrada, será mejor que me presente.
Me llamo Eugenio Piñeiro Mejuto, y hace un año que he conseguido publicar un libro en formato e-book.
Por fin lo había conseguido, por fin iba a cumplir mi deseo de ser escritor.
Y hoy, un año después, descubro que el libro se ha vendido más bien poco.
O en otras palabras, las únicas ventas que se hicieron, las hice yo mismo a familiares, amigos, conocidos...
Mi sueño de ser escritor se tambalea.
Así que he decidido abrir este blog, para poder promocionar mi libro a la gente que no me conoce, y no sabe lo fantásticas y épicas que son mis historias.
Se trata de "El Polizonte del Philadelphia", una historia de ciencia ficción ambientado en un futuro lejano, donde la humanidad vive dispersada por el espacio. Además, está dividida en dos grandes facciones, la Unión Solar, donde un gobierno tiránico y totalitario domina el sistema solar y la Confederación de Sistemas Coloniales, una civilización utópica y próspera, que se expande gracias a sus políticas de desarrollo eficiente.  Y claro está, ambos gobiernos luchan por los recursos naturales de los distintos planetas que son colonizados, especialmente la Unión Solar, cuya capital, la Tierra, es un vertedero.
En medio de este escenario de tensión, acontece un suceso imprevisto. Una nave antigua, el Philadelphia,  originaria del sistema solar, anterior a ambas civilizaciones y que ha estado en zonas inexploradas del cosmos, se estrella en Saurius VI, un planeta dominado por dinosaurios.
Entonces, empieza una carrera por encontrar los restos de esta nave. Un grupo de mercenarios capitaneados por Blad Aljih, son enviados por parte de la Confederación para tomar posesión de los restos del Philadelphia, pues Saurius VI está en zona neutras, y si los mercenarios de la Unión llegan antes que el grupo de Aljih, Saurius VI y todos sus abundantes recursos naturales serán propiedad de la Unión Solar...
Y aquí es donde empieza la aventura. se trata de un viaje por una peligrosa selva jurásica, enfrentándose a todo tipo de peligros, y contra los soldados de la Unión, que arrasan con todo lo que encuentran en su paso...
En resumen, es una novela llena de aventuras, acción, depredadores alienígenas, batallas encarnizadas, hasta que por fin, uno de los grupos consigue alcanzar el Philadelphia...
Entonces, se descubre que en ese viaje se ponía en juego algo más importante que la explotación u conservación de los recursos naturales del planeta. Era una carrera por descubrir un aterrador secreto, por contactar con un terrible ser, que tiene que ver con civilizaciones antiquísimas de la Tierra; el Polizonte del Philadelphia.
Y bueno, de momento, no escribo más. Ya añadiré nuevos datos relacionados con mi libro.
¡Ah! Y otra cosa. Mi libro fue editado por Equipo Sirius, y está en venta en Google, Amazon y Casa del Libro. Si ponéis el título o mi nombre en un buscador, ya sale.
Y ahora que sabéis que Saurius VI existe... ¿Os atreverías a dar un paseo por sus selvas?